dimarts, d’abril 22, 2008

día 113
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el caminito que unía tu ombligo con tu boca se llenó de arena con el tiempo. se borró. desde entonces, dejé de estar segura hasta de las cosas más seguras. de si el cielo era azul y las nubes blancas. de si los pájaros que revoloteaban entre tu casa y la mía lo hacían para marcarme el camino de vuelta. de si los abrazos entre nuestras pestañas fueron de verdad. de si tus besos existieron alguna vez. de si existió tal camino. dejé de estar segura.
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ahora me enseñas el caminito de nuevo. lo estás marcando con migajas pequeñitas. de pan duro, como Hansel y Gretel. y no te creas que soy tonta. soy consciente de que tal vez, recorrer el camino signifique no volver nunca.
y que puede que me apetezca quedarme para siempre, revolviéndome con los pájaros entre tus cejas, abrazándote la nuca con las pestañas, contando nubes, blancas o durmiendo entre tu boca.
soy consciente.
pero aunque me extrañe todavía al decirlo, no me importa.
de verdad.
ya no me importa.
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dimarts, d’abril 08, 2008

díacasi100
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cuando dije que en primavera los corazones se despiertan de su letargio invernal y que por eso todo el mundo se enamora, no mentía.
tenemos el corazón más rojo y gordo que nunca.
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bienvenidos a las alergias primaverales.
y a las alegrías primaverales.