dimarts, de novembre 14, 2006

Agárrate de mis ojos. Son firmes. Aún no se me han caído nunca. Agárrate.
Abrígate en mis pestañas. Son espesas. Negras. Como la noche.
Cuélate por mis pupilas. Las tengo grandes. Aunque haya luz.
Y quédate en mi retina. Así. Quédate.
Quisiera inmortalizarte en ella para lograr acordarme de ti cuando te des cuenta de que tienes alas.
Y te marches.
Volando.

1 comentari:

casifueradelcielo ha dit...

Qué bonito lo que has escrito! aunque supongo que como todo lo que escribes últimamente, no tiene nada que ver con lo que te pasa o sientes cada día. Sobre eso a mi sólo se me ocurre decirte que si eliges las cosas que escribes, y lo haces, siempre tienes algún motivo para que te llamen más o menos la antención, así que de una forma tal vez irreconocible, puede que incluso para ti, són un reflejo de algo de dentro de ti.

No mermitas que nadie se te agarre a las pestañas porque pedirlo es egoista, pero al final será más doloroso cuando en el momento de despegar (porque todos tenemos las alas más o menos escondidas)ese alguien, tal vez nadie en concreto, te las arranque se cuajo, y entonces no se te ocurra otra cosa que llorar durante días y días por estar cegada por el sol que entrará a borbotones por tus pupilas.

Testimu neni