diumenge, de febrer 18, 2007

La niña que regalaba deseos


La niña que regalaba deseos era muy querida en su barrio porque borraba las lágrimas y regalaba sonrisas. Después, amenazaba:

"Vamos, cierra los ojos, sóplame y pide un deseo"

Y la niña los cerraba también, ponía los ojitos cerca de sus bocas y dejaba que las pestañas saliesen con facilidad.

La niña que regalaba deseos regalaba, en realidad, pestañas.

Y se hizo tan popular en el barrio, que regalar sus prolongaciones dejó de ser divertido por agobiante.

Así que tras tanta explotación de deseos, se dió cuenta de que ya no le quedaban pestañas.

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Y de que ella jamás se había pedido un deseo.

Porque nunca había tenido deseos.

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2 comentaris:

Gata Chata ha dit...

Aunque tenga poquito tiempo y llegar a internet para mí sea más difícil que si viviera en Uganda... te leo. Soy fiel a tu humor.

Un saludo.

ferfo ha dit...

La magia se vuelve encanto cuando las palabras conceden sonrisas.

Vaya un pestaña llenita de deseos para la niña que no supo qué pedir.

Besotes