dimecres, de novembre 25, 2009

en el metro

piensas que hace frío. la gente que te rodea ya adorna sus cuellos con bufandas y grandes pañuelos. las pieles de ellos son blancas, no queda nada del sol ni de ese aire naranja. ni de las piscinas, ni del gazpacho de tu abuela. ha llegado el sol de invierno, aunque te fastidie. el cambio de hora retrasó todos tus tiempos y ahora duermes por el día. vives en un ritmo uniformemente acelerado, como te explicaron en la ESO. hacia adelante, cada vez más rápido pero sin grandes esfuerzos. sin pensar en el camino, sólo en el fin. llegar al trabajo. llegar a casa. hay cielos preciosamente encrespados entre los edificios grises, esperando ser cazados por alguna retina. aunque nadie los mira. ni tú, ni tú tampoco. cada uno corre, con su silencio, con sus palabras por decir. y tú detrás de ellos. correr. correr pero ¿para qué? para llegar a casa y estar sola. para masturbarte mirando una película japonesa mientras piensas en qué hará él. para dormir abrazada a la almohada sin atreverte a llamarle. para darte cuenta de que no eres feliz. para eso. para eso vas corriendo a todos los lados y te fijas en la gente y piensas en que hace frío. en realidad, no hace frío. es todo una pretensión del frío. tal vez porque es casi diciembre y hace un año que duermes sola. y en tu cama sí, ahí sí que hace frío.

1 comentari:

Nur Ich ha dit...

Recuerda: si tengo frío, me caliento. Yo en eso soy una experta :)