tan simple

no era nada. él se lo repetía una vez tras otra. sus dedos largos habían rozado inconscientemente los de él.  solamente eso. pero eso no significaba nada. era tan solo un gesto más fruto de la amistad reciente. él reparó en sus manos. tenía los dedos suaves y eran unas manos frías, de esas que al principio hielan pero su ausencia quema. pero no era nada. había hecho cosas más sospechosas con otras chicas. y no sabía por qué, aquél gesto furtivo, aquél, le trastocaba la mente. no había tenido ningún doble sentido. estaba seguro de que ella ahora mismo ni tan siquiera pensaba en él. mucho menos en sus dedos de uñas grandes y pulidas. jamás se mordió las uñas y eso era algo de lo que se sentía orgulloso. él nunca pensó en ella antes. no fantaseó ni le había mirado el trasero el primer día que la conoció. de hecho, quería a su novia con locura. así que no lo entendía. agitaba su cabeza de lado a lado. 

tal vez era ese el gesto más simple del que jamás se había enamorado.