desde que ya no me habitas los días se me confunden.
los viernes son lunes y los sábados también.
desde que ya no me habitas soy un bosque en otoño.
oscura, medio húmeda. siempre lista para invernar
o para regalar unas lágrimas a quién pueda quererlas.
desde que ya no me habitas el corazón y la boca se han deslocalizado.
ahora me laten las sienes y las palabras me brotan del pecho,
sin lenguas ni encías que las rieguen.
desde que ya no me habitas no uso los brazos ni los labios.
querer se ha convertido en un acto de labios secos,
lejano.
desde que ya no me habitas estoy pensando en desahuciarme.
empiezo a no soportarme.
suerte que vuelves pronto a casa.
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