dissabte, de juny 08, 2013

Sobre la posesión y la pérdida del ser

Llevo un tiempo buscando
el remiendo para este cuerpo
desde que lo dejó de ser
su cuerpo limítrofe.
Quiero contarle
que nada de esa cara es mío:
no me pertenece esa sonrisa
como tampoco son míos los dientes que la estucan.
En resumen, quiero contarle
(hacerle una lista)
todo lo ajeno que hay en mi vida
que, en realidad, es casi todo,
porque casi nada ya es mío.
(Ni siquiera este cuerpo).
Quiero decirle que no me acostumbro
a la orfandad de la carne.
A que ya no me quiera
(o ya no le importe).
La carne, siempre la carne,
tan muerta y ajena como él;
como su lengua  
(llena de carne). 

Tal vez sea precisamente por eso,
por lo ajeno que es todo lo que ya no me pertenece,
que ya no me quiere.

Porque ya todo es suyo.