dimecres, de febrer 19, 2014

Elefantes

Como una estampida, se ha destruido todo. No queda ya nada, ni siquiera las escasas verdades que me ayudaban a dormir. Es difícil, me ha costado darme cuenta de que habito un árbol que, como yo, está lleno de vacíos. Y desde aquí arriba, entre las ramas que nacen de su cuerpo hueco, miro al suelo. Interrogo a la tierra. Qué escondes. Qué será de mí. De este cuerpo vacío. Escarbo con los ojos buscando las raíces; me da miedo hacerlo de verdad, con las uñas y los dedos y destrozarme los nudillos, que sangren. 
Me da miedo porque creo que no quiero descubrir que están podridas. Que me sustenta un árbol enfermo, que de mis raíces ya no queda nada, porque llegaron los elefantes y arrasaron con todo.  

2 comentaris:

andrea guiu ha dit...

Ay tocaya, esta vez la que dueles eres tú. A seguir escribiendo ¡y que los árboles sangren! un abrazo transatlántico.

Andrea ha dit...

Oh! Qué ilusión verte asomar la cabecita por aquí! Pues sí, a seguir escribiendo que, aunque no alimenta, a menudo consigue rellenar los huecos.