divendres, de febrer 07, 2014

Los estados del querer

Podríamos estar queriéndonos y, sin embargo,
estás tan lejos
que a veces es imposible no confundirme:
¿estás lejos
o te quiero lejos?
Son tantas las dudas
cuando vuelvo a verte
y te has puesto caparazón...
Nadie lo ve pero tú sabes que yo sí lo noto
que llevas caparazón para que no te duelan
para que ni siquiera intuyan
que tienes corazón.
Tan malherido estás que
a menudo me asusta volver a herirte
porque no puedo dejar de pensar
en si nacimos para querernos
o para estar,
así sea sea lejos,
pero estar.
O si se trata de los estados del querer
que no se acompasan.
Entonces es inevitable preguntarme si
tal vez
sería mejor
que dejáramos de pensar
en cuando todo iba bien.
Porque ya no somos
los que fuimos
cuando todo iba bien;
te recuerdo, por lo pronto,
que en aquel entonces
yo aún creía en las cosas bellas.
Y tú,
todavía,
no llevabas caparazón.