hay una tormenta de luz ahí fuera. el cielo intenta llover, pero no puede. solo emite flashes intermitentes, que recuerdan su enfado. es como yo, que no puedo llorar aunque me esté muriendo de ganas. hay días, como hoy, en los que me siento tan acorde a la tierra que casi casi huelo a estiércol. o a fertilizantes químicos, o a lo que quiera ser que huela la tierra en esta era del cemento.
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