dijous, d’octubre 13, 2011

Vómitos XV. Volver.

Hoy me he cruzado con una canción que me robaron de la cabeza. Se me ha erizado la piel, como esta mañana al leer el e-mail, como me eriza la piel saber que existen corazones distantes que aún me recuerdan. Me está pasando mucho, que me emociono con casi todo y que lloro por casi nada. El verano de octubre de día. El otoño tímido de la noche. La casa de madera con luz y yo diciéndote "somos víctimas del tiempo, que nos deshace". No sé si hago bien o mal las cosas, pero las hago. Me siento ocupada con asuntos que tal vez no existen, que tal vez me inventé en este mundo paralelo que me ha acogido. El mundo que dejé y que parecía estar esperándome. Porque nada ha cambiado. Lo mejor de marcharse es volver, sí. Pero te das cuenta de que todo es lo mismo, que los viejos vicios no se superan; que las viejas sonrisas siguen a la espera de un chiste nuevo; que los viejos caminos siguen acelerando tus latidos. Que vivimos de recuerdos que son repeticiones, recuerdos de lo mismo de lo mismo. Un constante día de la marmota que, atención, me hace feliz. Será por lo de la belleza de lo estático. O por lo bien que me siento bañada por esta luz que entra por la ventana. Acaso la misma luz que me tocó hace un año. Acaso el mismo Sol en este constante déjà vu que es mi vida.