dimarts, de novembre 22, 2005

Para empezar por el final, sentaré la cabeza.
Resulta difícil hacer las cosas fáciles, y en ocasiones deshaces lo hecho para rehacerlo de nuevo.
Es absurdo lo lógico que parece todo cuando se vuelve nada y te das cuenta que aquello que siempre has deseado ya no existe, o que estás tan cerca que no lo ves (tal vez estés encima). Es curioso lo aburrido que puede llegar a ser morir en vida y lo angustioso que resulta vivir muriendo.
Personalmente, aunque eternamente finita, intento cumplir una meta. Y ésta es tan complicada que basta con dar la vuelta y tomar la meta al revés. Por eso empezaré por el final. Tomaré mi meta como una salida. Pues es como hacer la maratón a contrareloj, a contrametros. Es como descorrer 42 kilómetros desde el 42 al 0 y no del revés. Es como intentar deshacer lo hecho para rehacerlo, con la diferencia que lo vivido, no se puede desvivir ni vivir de nuevo.
Así que es como un revivir, sólo mentalmente. Es como renacer en un cuerpo conocido y viejo. Como intentar empezar de nuevo arrastrando arrugas, callos y melladuras.
Un intento de despojarme de todo lo que me ha seguido durante tanto tiempo sin poder despojarme de mi mismo, de mi yo físico.
Porque mi yo psíquico ya está renaciendo y puede que lo consiga...