diumenge, de gener 08, 2012

Cicatrices

Tal vez tenga razón María y envejecí.
Perdí la frescura entre tanto ir y venir,
entre tanto tren y tanto asiento frío.
Es duro perder la noción del hogar
(que la perdí)
como lo es perder a un amigo
para siempre.
Y mira que casi nada es para siempre.
Pero esto sí.

Mi situación es la siguiente:
la televisión me aburre,
el ordenador rebosa de supuestamente alegres vidas ajenas
que lo único que consiguen
es hacerme cuestionar
dónde quedó la mía.
Resulta irónico.
Tantas veces me pregunté
cómo sería sentirse sola
y ahora
que lo sé
no tengo a quién explicárselo.

1 comentari:

Anònim ha dit...

La frescura y la noción de hogar se recuperan tarde o temprano. Y siempre hay alguien a quien explicárselo aunque si no están entre los habituales no los tenemos en cuenta. Y seguro que no todas las vidas son tan felices como puedan parecer.

Cuídate